¿
Qué es la felicidad? Típica pregunta subjetiva, a la que nadie sabe
contestar con certeza, puesto que los elementos abstractos dan como
resultado la inexactitud, la falta de entendimiento y consenso.
La
felicidad, se entiende, socialmente, como un sentimiento pero
¿relacionado con qué?
La
felicidad, como la suerte, no hay que buscarla, sino encontrarla, por
azar, descubrir que la tienes cuando menos te lo esperas. Quizás
durante años has pensado que eras feliz, pero en cierto momento los
sentimientos que afloran en tu ser te muestran que no, que la
verdadera felicidad la estás descubriendo en ese momento no buscado.
Puede
que se esconda en una noche de finales de verano, entre atracciones,
música y casetas de juego de una feria; puede que esté durante las
horas que esperas dentro del vagón de un tren, o en la habitación
de un hotel en una tarde otoñal de lluvia; puede que se encuentre en
esos momentos de calor humano, en el contacto corporal del otro, que
te acalora y se niega a salir de la cama, en comer helados cuando
hace frío o, por establecer un límite en la lista, en las anécdotas
ridículas que nadie, salvo quienes las han vivido entienden.
Como
digo, no sabes que eres feliz hasta que encuentras tal sentimiento
por casualidad; y te das cuenta de que la felicidad que creías tener
anteriormente era todo falsedad, fachada,imaginaciones de lo que
realmente querías que fuese.
Sin
embargo, pocos tienen la suerte de disfrutar de tal felicidad para
siempre, normalmente tal y como se ha ido se esfuma, de repente, sin
previo aviso. Y cuando encuentras la verdadera felicidad y te la
arrebatan, tu interior se rompe, cada parte de ti se ahoga con agua
salada y sal.
Y
quizás no haya peor sensación que sentirse rota, inútil, vacía,
incompleta.
Cuando
aun no has descubierto la felicidad, no pueden llegar a romperte,
solo te quiebran un poco. Cuando solo estás algo quebrada, cuando en
tu interior todavía existen ganas e ilusión, basta con pegar esas
pequeñas fracturas, y así, rápido vuelves al ruedo; no totalmente
sana pero si entera. Sin embargo, cuando te has quebrado del todo,
cuando te has roto, los trozitos de tu alma se resisten a volver a
unirse, a aguantar los golpes, a seguir permitiendo que los
maltraten.
Cuando
te has quebrado demasiadas veces pero a pesar de ello insistes en dar
lo que queda de ti, en regalar todo lo que tus entrañas guardan;
corres el riesgo de no volver a ser tú. Si no se valora ese
esfuerzo, si se llevan de ti todo lo que has mostrado, si se
aprovechan de la intensidad de tus escasos sentimientos, de tu
absurda bondad y amor por el mundo, de tú “no lo tengo, pero lo
invento y te lo regalo”; pasarás de estar quebrada una vez más a
estar absolutamente rota, y no volverás a ser la misma persona.
Cuando te quiebras un poco solo has de endurecer la unión de cada
una de tus partes, pero cuando te rompen y vacían tienes que buscar,
por cada uno de los rincones de tu vida, los trozos de tu ser, esos
que se han perdido entre el dolor y la rabia de no haber abierto los
ojos antes. Pues no solo el amor ciega, también lo hace la
felicidad.
En
esa búsqueda de partes siempre habrá alguna que no encuentres, y
será alguna parte esencial, que definía lo que eras. No podrás
volver a pegar tu alma porque faltará alguna pieza de ésta, y ahí
reside el problema: te sientes incompleta, desmembrada, rota. Eres
incapaz de sentir de verdad, de crearte tus propias esperanzas y
sueños. Alguien se apoderó de ellos, y se llevó esa parte de ti
que permitía que mirases el mundo con una autentica sonrisa, con
esperanza, con utopía.
Aun
no se si esa parte vuelve a quienes la pierden, quizás el secreto
sea concebirla de cero, o simplemente tengas que adaptarte a vivir
con un alma incompleta, esperando que de nuevo el azar te ofrezca
felicidad.