domingo, 15 de junio de 2014

Infierno Desatado.

En la sonrisa más blanca y resplandeciente, puede esconderse el más oscuro de los leviatanes, las turbaciones paralizantes; los sofocos enfermizos de un corazón que se niega a más y mayores sobresaltos; las pretéritas y desalentadores experiencias que provocaron que una candorosa alma se ennegreciese, y secuestrase el brillo de los ojos; la negativa a posibles desbloqueos emocionales; los rubíes salados que durante consecutivos crepúsculos se convirtieron en el único abrigo de un rostro inerte, inmóvil…

Una sonrisa puede guarida, madriguera; puede ofrecerte ser el gato que procura cazar al ratón; puede desencadenar que una psique atrevida ponga en marcha su intrepidez y sea testigo del infierno, de ese Dante interior.

Quizás la sonrisa solo busca que transformen sus tinieblas en un Paraíso de Adán y Eva, en un poderoso Nirvana. Quizás pide que terminen de desatar su caos para alcanzar la paz… Quizás.


“Cuando el infierno son los otros, el paraíso no es uno mismo.”
Mario Benedetti.

**Cuadro: Infierno: Fresco en la Catedral de Orvieto (1499-1504) . Autor: Luca Signorelli.

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