miércoles, 10 de septiembre de 2014

Falsa necesidad de amor.

Y es que la vida no ha debido hacerse para seguir patrones de un falso amor romántico que sólo busca perpetuar el sistema, o quizás algunas personas no hemos nacido dispuestas a seguir tales convicciones.


Me explico…

Siendo ya infantes nos han bombardeado con películas de Disney, en las que la mujer no es absolutamente nada en la vida hasta que no encuentra a su príncipe azul, en las que el hombre solo tiene como misión en la vida cuidar de su mujer; atención a esas palabras “cuidar de su mujer”: el sexo femenino como un pequeño ser incapaz de defenderse, incapaz de ser independiente, con la etiqueta de ser “la mujer de alguien”.

En la adolescencia y primera juventud, Hollywood y diversos canales de series, nos han mostrado el amor como una obligación, disparando películas en las que siempre debía existir una trama romántica entre los protagonistas. Taquillazos en los que una de las partes se comporta terriblemente mal con su pareja, para después… ¡Sorpresa! cambiar radicalmente, y pasar a ser tan buena persona que la otra parte no tenga más remedio que sucumbir a su perdón (y sus encantos, no olvidemos la belleza de los actores de taquillazos.)

Nos han hecho interiorizar la idea del amor, como algo necesario y obligatorio. Quienes deciden no emparejarse por necesidad, sino por verdadera vibración del alma, no tienen cabida dentro de los grupos sociales.

Vuelvo a explicarme…

Cuando una persona, decide permanecer soltera por un largo tiempo, ya sea por experiencias traumáticas o simplemente por no estar dispuesta a emparejarse por costumbre, ve su vida social notablemente reducida, pues el mundo que nos rodea está pensado para que nazca la necesidad de tener pareja y así perpetuar tradiciones: el cine en pareja, el teatro en pareja, las cenas en pareja, los conciertos en pareja, las bodas a las que se debe acudir con pareja… Todo a nuestro alrededor nos hace creer que estamos incompletos; y cuanto más mayor seas, más incompleto te sentirás.

Al final nos sentimos mal con nosotros mismos, llegamos a creernos que padecemos una tara, que estamos incompletos…

Y es que, lo siento, pero no existe la media naranja, no puedes enamorarte de verdad, no puede vibrarte el alma, no puedes sentir una espiritualidad extra con otra persona, sin estar en paz contigo mismo, sin casar todas las partes que te componen, sin conocer cada una de tus particularidades. Cada uno de nosotros está compuesto por varios trocitos de naranja: cada uno de nuestros miedos, nuestras ilusiones y manías, cada pequeña parte de nuestro ser forma un cítrico. Nosotros mismos somos nuestra media naranja; y cuando nos sintamos completos, felices y capaces por nosotros mismos, sólo entonces estaremos en condiciones de encontrar a esa otra personalidad que nos enamore, que nos haga levitar de amor, que nos revoluciones las entrañas.

Creo en el amor, pero no en ese amor romántico impuesto por la sociedad, en el que la pareja debe tener los mismos gustos, apariencia, nivel económico y opiniones. No creo en el amor de cuento, en el que alguna de las partes deja de lado sus sueños por seguir al otro (algo que con los años, se acaba echando en cara.)No creo en el amor obsesivo y celoso. No creo en un amor basado en el que dirán (es una pena pero ¿Cuántas parejas hay que, por sus diferencias sociales o económicas, no son capaces de estar juntas?) No creo en las parejas que siguen juntas por necesidad, por comodidad de tener un plan de fin de semana asegurado, por miedo de buscar nuevas redes o , perdonen mi indiscreción, por tener tres polvos asegurados.

Creo en un amor real, en el que dos personas se llamen la atención, en el que dos personalidades, opuestas o no, choquen y la vez se complementen, un amor en el que cada una de las partes pueda enseñar algo de valor a la otra, un amor basado en la comunicación, en el que el respeto y la confianza sean la base para que cada uno cumpla sus sueños, un amor en el que importe la esencia de la persona, y no de donde se provenga. Un amor, en el que la seguridad de ambas partes sea tal, que no se salga herido del mismo.
Creo en el amor, pero también en la capacidad y libertad de la persona para estar sola, para tener un plan de vida independiente e igualmente lícito y feliz

No decidáis tener pareja por obligación social, no permanezcáis en una relación por costumbre o miedo a estar solos.

Y, a quienes tienen pareja, dejad que cada uno elija cuando quiere o no estar con alguien, e intentad desterrar de vuestro vocabulario aquellas expresiones en las que se ataque, o se vea como bichos raros y solitarios a quienes deciden permanecer solos.


Que el amor, sea expresión de la bondad y filantropía humana, y no un mero trámite para perpetuar un sistema y callar el qué dirán.7

** Cuadro: The first Kiss. William Adolphe Bouguereau (1825 - 1905)

No hay comentarios:

Publicar un comentario