jueves, 18 de diciembre de 2014

De dolores infinitos.

Y llegó el momento, el del lápiz y el papel, el de quedarse a oscuras, a solas con tu conciencia y tus “musos” masculinos. Un instante de media paz, el par de horas de reflexión tras una sucesión de indeseables albas.

Y reflexionas sobre tus crónicas, sobre el sentido de la existencia; y te afirmas a ti mismo que no es cierto que la vida se mida por los momentos que te quedas sin aliento; más bien por los momentos de quietud y conciliación de tu alma, en los que tu cabeza no piensa pues está en un momento de total concordia.

Que para ti la vida  es ese momento en el que no puedes parar de sonreír porque te ha tocado un ángel mientras estabas en la más densa calígine, el conjunto de minutos en los que suena “Sweet Child o`Mine”…

Que todo cobra sentido cuando alguien te pone el vello de punta, la piel de gallina y la mente en forma da “Tabula Rasa”; cuando un insondable suspiro se atribuye a la mirada y la sonrisa de más de un nombre propio…¡¡que contradicción que algo insondable tenga atribución!! Y esa es otra de las maravillas por las que quieres seguir respirando, por tus contradicciones, por el no rotundo que finalmente es un sí que conlleva un  “ojalá ”. Por el quiero y no puedo, pero al final no lo pienso y lo ejecuto como el más insensato de los planes.

Y  se sosiega tu respiración, se adormecen tus extremidades, pero ésta vez no es de miedo, aunque sabes que vas a arriesgar…Es amor, por la vida, por ti mism@, por el miedo. Un amor que te permite arriesgarte, que te otorga la oportunidad de volver a fracasar, porque al fin y al cabo ese fracaso no volverá a romperte tanto como el anterior, porque nada ni nadie podrá suscitarte tanta congoja y aflicción, y aunque así fuese… siempre podrás volver a la hora del lápiz y el papel.

Y siempre habrá lágrimas no tan eternas.

Y siempre habrá abrazos en los que refugiarse.

Y siempre habrá trenes en los que desaparecer.

Y siempre habrá momentos para volver a empezar.

Porque nadie tiene la culpa del daño que una situación o ser egoísta pudo provocarte.


Porque existen las segundas, terceras, cuartas y quintas oportunidades contigo mismo.

Y quizás si hay miedo, pero el ser humano es muy insensato.

**Cuadro: El grito. Munch.

El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.  Aldous Huxley.
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viernes, 5 de diciembre de 2014

Eternidad y recuerdos.

Uno de las mayores virtudes del ser humano es la eternidad de los recuerdos. Son la energía de nuestra alma, y como energía no puede destruirse, sino transformarse y, gracias a las maravillas provocadas por nuestra complejidad cerebral, esconderse entre pequeños recovecos, construidos con todo detalle para ocultar las rosas negras de nuestro jardín imaginario.

Escondemos todo aquello que no nos agrada: escondemos nuestros defectos físicos, escondemos los defectos psíquicos que sacan de quicio a quién nos quiere y, como no podría ser de otra manera, escondemos los recuerdos que por un tiempo nos convirtieron en almas  errantes.

Pues bien, a veces los muros se quiebran, los míos se han destruido, de tal magnitud ha sido la catástrofe que se podría haber declarado un estado de alarma…La memoria es traicionera, escuche hace algunos años.

En todo desastre natural la primera reacción es la incredulidad, seguida de la rabia y el “porque a mí”

¿Por qué ahora que lo había olvidado todo?
¿Por qué ahora que lo tengo superado?
¿Por qué recuerdo algo no fue nada?

Pues quizás por eso, porque los recuerdos no se olvidan, porque las nadas no existen, todo en su justo momento significa algo; porque nadie decide cuando tiene superado algo, sino que el destino decide cuando sucede…y sucede cuando menos te lo esperas, sucede cuanto toda tu vida está en orden y perfectamente planificada, sucede cuando disfrutas de cada instante del día; sucede, al fin y al cabo, cuando menos te lo esperas, cuando estás distraído y crees que tu destino te pertenece…

Porque para superar algo hemos de estar en paz con nosotros mismos.


Y hoy lo puedo decir...estoy en paz conmigo y contigo; te perdono, y lo más importante: me perdono, porque si el recuerdo es una virtud, el perdón es la prueba más verídica de humanidad.

Cuando estás en paz, todas tus facetas renacen. 

"Los recuerdos verdaderos parecían fantasmas, mientras los falsos eran tan convincentes que sustituían a la realidad" 
Gabriel García Marquez. Estraños Peregrinos.

**Cuadro: El nacimiento de Venus. Botticelli.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Acepción de eternidad.

Existe una gran diversidad de formas de concebir la eternidad: puede entenderse como una innumerable cantidad de instantes fotográficos que han sido capturados por nuestras excelentes conexiones neuronales. La finalidad también puede ser variada: nos encontraremos con instantes eternos que solo nos revocan al dolor y la nostalgia; al mismo tiempo nos toparemos con imágenes cálidas y amenas que nos hacen retroceder hacia tiempos en lo que todo eran sonrisas.

Todas las capturas de vida guardadas en nuestra memoria han de ser entendidas en pro de un objetivo común: crecer…

Que nuestra felicidad crezca al recordar que hubo tiempos pasados en los que con menos vivíamos mucho más. 
Que crezcan las sonrisas de satisfacción al corroborar la maravillosa evolución de nuestra persona.
Que crezcan nuestras metas y aspiraciones, pues nuestros sueños aún están esperando a hacerse realidad, agazapados en un rincón, aguantando nuestro desprecio al creerlos imposibles. 
Que crezca nuestra superación al recordad que, a pesar del dolor provocado por terceros, hemos seguido de pie. 
Que crezca nuestra capacidad de perdón, porque si perdonar es signo de madurez, pocas cosas pueden haber más maduras que perdonarnos a nosotros mismos…perdonarnos por el error que cometimos con aquella persona (varias veces, con premeditación la mayoría de ellas), perdonarnos por automenospreciarnos, perdonarnos por pagar con personas buenas el daño producido por gente inmadura (Porque el dolor no lo provocan las personas malas, sino las inmaduras, las que aún no saben comprometerse y disfrutar consigo mismas).
Que crezcan nuestra dicha y nuestras lágrimas de felicidad al comprobar que hemos crecido.

Porque si la eternidad es concebida así, quiero que todos los instantes de mi vida sean eternos.


Seamos eternos.



"El alma noble nunca muere, más allá de su eternidad brillarán sus huellas."
Pedro Pantoja Santiago

**El rapto de Proserpina. Bernini

domingo, 26 de octubre de 2014

Despertar y búsqueda.

Debemos reconocer que existe un poder oculto en la desolación de perdernos.

Cuando nos vemos inundados por una imparable aflicción, por la ruptura de un voluminoso conjunto de músculos, por la melancolía de un tiempo pasado que para nada fue mejor…nos convertimos en caminantes descerebrados.

En medio de tal agónica penumbra, surge la urgente necesidad de reencontrarnos con nosotros mismos, de rehacer al anterior yo…Y, cuando nuestra propia oscuridad nos da micro segundos de tregua, luchamos desesperadamente contra los cinco sentidos, para recordar la anterior sensatez.

Lo mejor que nos puede pasar en esa búsqueda del yo es perder la brújula.
¿Por qué debemos volver a un estado anterior? ¿Por qué buscar algo que no funcionó y nos permitió flaquear? ¿No sería más sensato reconstruir, incluso deconstruir, nuestro yo?

La esencia del yo anterior permanecerá expectante, puesto que al perdernos tenemos la oportunidad de mejorarnos. Tenemos el poder de perfeccionarnos, una segunda oportunidad para descubrir facetas magnificas que estaban germinando, metas altas para cumplir sueños que ya no parecen tan imposibles, sonrisas que iluminan mansiones...

Así que te doy las gracias, te agradezco que me hicieras perderme por completo, te agradezco que plantases la semilla de mi nuevo yo, te agradezco que me permitieses desintoxicarme de ti para poder hacerme adicta a la compañía de seres humanos maravillosos.

No te agradezco el dolor punzante y continuo de mil agujas, pero si te agradezco que te fueses, que permitieses que me creciera, porque yo soy muy grande y tú te hubieses quedado demasiado pequeño.


Gracias, con un corazón más grande y dichoso del que dejaste. 

"Al final resultó que no es la vida la que me quedaba grande, fuiste tú, tu amor, el que me quedó pequeño" Monica Carrillo.

**Cuadro: Las primavera. Boticelli.

martes, 16 de septiembre de 2014

Transición.

Era un atardecer de transición, con más de otoño que de verano, una jornada de bochorno que concluye con oscuros nubarrones y enérgico viento.

-Deberíamos aprender del otoño-reflexionó.

Podría decirse que el otoño es la estación inteligente…El invierno congela nuestros cuerpos, deja inmóviles nuestras funciones; la primavera nos enferma con sus alergias y mariposas; el verano nos vuelve locos, nos invita a desinhibirnos, a hacer locuras. Pero el otoño es reflexivo.

-Yo adoro el otoño- se autoafirmó.

La temporada otoñal es sabia: con su lluvia, que purifica el ambiente y nos aleja de una sequía mortal; con su vegetación, cambiando de “fachada”, deseando que la siguiente sea más atractiva y segura; con sus cada vez más tempranas y poco templadas noches, que invitan a arroparse, a enroscarse.


¡Cuánto que aprender de la naturaleza!


**Cuadro de José Camarón de Bonanat, titulado "Una romería" o "El bolero", pintado hacia 1785.

“Considerando en frío, imparcialmente, que el hombre es triste, tose, y sin embargo se complace en su pecho colorado” (César Vallejo)


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Falsa necesidad de amor.

Y es que la vida no ha debido hacerse para seguir patrones de un falso amor romántico que sólo busca perpetuar el sistema, o quizás algunas personas no hemos nacido dispuestas a seguir tales convicciones.


Me explico…

Siendo ya infantes nos han bombardeado con películas de Disney, en las que la mujer no es absolutamente nada en la vida hasta que no encuentra a su príncipe azul, en las que el hombre solo tiene como misión en la vida cuidar de su mujer; atención a esas palabras “cuidar de su mujer”: el sexo femenino como un pequeño ser incapaz de defenderse, incapaz de ser independiente, con la etiqueta de ser “la mujer de alguien”.

En la adolescencia y primera juventud, Hollywood y diversos canales de series, nos han mostrado el amor como una obligación, disparando películas en las que siempre debía existir una trama romántica entre los protagonistas. Taquillazos en los que una de las partes se comporta terriblemente mal con su pareja, para después… ¡Sorpresa! cambiar radicalmente, y pasar a ser tan buena persona que la otra parte no tenga más remedio que sucumbir a su perdón (y sus encantos, no olvidemos la belleza de los actores de taquillazos.)

Nos han hecho interiorizar la idea del amor, como algo necesario y obligatorio. Quienes deciden no emparejarse por necesidad, sino por verdadera vibración del alma, no tienen cabida dentro de los grupos sociales.

Vuelvo a explicarme…

Cuando una persona, decide permanecer soltera por un largo tiempo, ya sea por experiencias traumáticas o simplemente por no estar dispuesta a emparejarse por costumbre, ve su vida social notablemente reducida, pues el mundo que nos rodea está pensado para que nazca la necesidad de tener pareja y así perpetuar tradiciones: el cine en pareja, el teatro en pareja, las cenas en pareja, los conciertos en pareja, las bodas a las que se debe acudir con pareja… Todo a nuestro alrededor nos hace creer que estamos incompletos; y cuanto más mayor seas, más incompleto te sentirás.

Al final nos sentimos mal con nosotros mismos, llegamos a creernos que padecemos una tara, que estamos incompletos…

Y es que, lo siento, pero no existe la media naranja, no puedes enamorarte de verdad, no puede vibrarte el alma, no puedes sentir una espiritualidad extra con otra persona, sin estar en paz contigo mismo, sin casar todas las partes que te componen, sin conocer cada una de tus particularidades. Cada uno de nosotros está compuesto por varios trocitos de naranja: cada uno de nuestros miedos, nuestras ilusiones y manías, cada pequeña parte de nuestro ser forma un cítrico. Nosotros mismos somos nuestra media naranja; y cuando nos sintamos completos, felices y capaces por nosotros mismos, sólo entonces estaremos en condiciones de encontrar a esa otra personalidad que nos enamore, que nos haga levitar de amor, que nos revoluciones las entrañas.

Creo en el amor, pero no en ese amor romántico impuesto por la sociedad, en el que la pareja debe tener los mismos gustos, apariencia, nivel económico y opiniones. No creo en el amor de cuento, en el que alguna de las partes deja de lado sus sueños por seguir al otro (algo que con los años, se acaba echando en cara.)No creo en el amor obsesivo y celoso. No creo en un amor basado en el que dirán (es una pena pero ¿Cuántas parejas hay que, por sus diferencias sociales o económicas, no son capaces de estar juntas?) No creo en las parejas que siguen juntas por necesidad, por comodidad de tener un plan de fin de semana asegurado, por miedo de buscar nuevas redes o , perdonen mi indiscreción, por tener tres polvos asegurados.

Creo en un amor real, en el que dos personas se llamen la atención, en el que dos personalidades, opuestas o no, choquen y la vez se complementen, un amor en el que cada una de las partes pueda enseñar algo de valor a la otra, un amor basado en la comunicación, en el que el respeto y la confianza sean la base para que cada uno cumpla sus sueños, un amor en el que importe la esencia de la persona, y no de donde se provenga. Un amor, en el que la seguridad de ambas partes sea tal, que no se salga herido del mismo.
Creo en el amor, pero también en la capacidad y libertad de la persona para estar sola, para tener un plan de vida independiente e igualmente lícito y feliz

No decidáis tener pareja por obligación social, no permanezcáis en una relación por costumbre o miedo a estar solos.

Y, a quienes tienen pareja, dejad que cada uno elija cuando quiere o no estar con alguien, e intentad desterrar de vuestro vocabulario aquellas expresiones en las que se ataque, o se vea como bichos raros y solitarios a quienes deciden permanecer solos.


Que el amor, sea expresión de la bondad y filantropía humana, y no un mero trámite para perpetuar un sistema y callar el qué dirán.7

** Cuadro: The first Kiss. William Adolphe Bouguereau (1825 - 1905)

miércoles, 30 de julio de 2014

Deconstrucción.

Desde pequeños habían relacionado la luz y el sol, los horizontes libres y despejados con el verano, con julio y agosto, con el solsticio de la noche de San Juan. A media que el tiempo pasaba, iban creciendo, sus temores y sueños se hacían más grandes, las calamidades pesaban en el alma… empezaron a comprender que en el exterior podría existir un sol abrasador, y ellos solos sentirían penumbra; que el mercurio rozaría la alerta naranja, pero por las noche seguirían temblando de frío.

Extenuados de no disfrutar de las maravillas de la naturaleza, decretaron del verano un estado mental y con ello pasarían de la desmoralización a la jovialidad, de los rompecabezas con falta de piezas a la búsqueda de soluciones tempranas y posibles; de la procrastinación a la  inmediatez; de la rutina a la deconstrucción, de solo la aceptación a la adaptación. Así, en sus mundos brillaría el sol, sus cuerpos gozarían de calidez y sus vistas descubrirían el placer de lo mundano, para así poder distinguir lo normal de lo extraordinario.


Dividieron las estaciones de la siguiente manera: Los 365 días del año solo podrían tener una desviación de 30 días hacia el otoño-invierno. Las jornadas justas para que la oscuridad les permitiese refugiarse de los miedos, para que el frío los aislase y les diese la oportunidad de pensar y enmendar errores, para que la lluvia se cerniese sobre ellos a fin de despejar sus mentes.

Será autobiográfico o no, sin embargo la verdad es simple: Todos somos ELLOS

“El tiempo es la divisa de tu vida. Es la única divisa que tienes, y solo tú puedes determinar cómo será gastada. Se cuidadoso y no permitas que otras personas la gasten por ti.”
Carl Sandburg 


“Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo,
es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada
paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos”
Facundo Cabral.

**Cuadro: El Verano, de Joan Miró.



domingo, 20 de julio de 2014

Deshumanización.

Con el paso de los años, y de diversas situaciones límite, he podido comprobar como presumimos de ser seres caracterizados por poseer una ceguera y sordera parcial; vemos pero no miramos, oímos pero no escuchamos. Nuestra especie ha logrado que la mente invisibilice, por conveniencia del sistema o propia, todo aquello que realmente nos haría  madurar y crecer, aquellas cosas con las que aprenderíamos a comportarnos de manera más humana, pero ¿Qué es comportarse de forma humana?

La Psicología Social afirma que el ser humano es una animal social y emocional, que dispone de un cerebro complejo capaz de pensar y de sentir, con una necesidad de compañía y comprensión, que incluso es capaz de sufrir o disfrutar solo por el mero hecho de imaginar una situación  dramática o placentera, sin necesidad de que ésta esté sucediendo.

A pesar de poseer un cerebro tan complejo y completo, no hemos sacado provecho a esa humanidad, a esa racionalidad para distinguir el bien del mal, a esa capacidad para contagiar emociones…las emociones son sociales, y si no piensen en la “risa contagiosa”, o en las lágrimas que piden, a gritos, brotar de los lagrimales cuando lloran los protagonistas de un taquillazo. Por el contrario, a medida que hemos evolucionado (mejorado anatómicamente y empeorado espiritualmente) hemos construido una barrera en nuestra cabeza, la cual actúa de filtro para que, únicamente, puedan atravesarla los actos y las emociones que nos reportan un beneficio personal.

Y así, hemos creado los eufemismos con los que nos referimos, de forma formal y bonita, a personas con algún tipo de problemática. Con ello parecerá que creemos en la igualdad y la integración, aunque no movamos ni una sola de nuestras extremidades para conseguirla, o nos mofemos de quienes parecen diferentes.

Y así, hemos dado limosna o donativos, para sentirnos mejor con nuestro ego, consumismo y narcisismo; sin poner en marcha o participar en acciones que consigan eliminar la necesidad de mendigar.

Así, hemos consolidado la creencia de llorar en soledad y únicamente por lo negativo, de dramatizar los problemas, olvidando lo maravillosas que son las lágrimas de alegría y placer. Lloramos por una ruptura, un fallecimiento, un despido…pero hemos perdido el hábito de llorar por un nacimiento, una graduación, una boda o un empleo.

Estamos absolutamente deshumanizados, inmersos en una crisis humana y de valores, más denigrante si cabe que una crisis económica. Vemos a indigentes pero no miramos dentro de nuestra creatividad para crear campañas y acciones que lo eliminen; vemos a discapacitados pero no miramos el horizonte de oportunidades, los pros y la cohesión de poner en marcha grupos de amigos e iniciativas de inclusión social. Vemos a individuos con nombre y apellidos pero no miramos el alma, los sentimientos, la persona, los miedos y los sueños que habitan tras el Número Nacional de Identificación.





**Cuadro: Michelangelo Merisi. Caravaggio. Judit e Holofernes . 1599. 

viernes, 27 de junio de 2014

Antártida/ Fuegos Artificiales.



Mi Antártida y tu Caribe, polos opuestos, extremos irremediables.

Tú simulabas calor, una especie de efecto invernadero, mi escarcha lo sintió tan verídico que comenzó a derretirse; dejando paso a una tierra virgen, a un nuevo paraíso, inexplorado.

¡Que ciego es el hielo, que inerte y descerebrado, que carece de sexto sentido!
No supo vaticinar que el efecto invernadero es funesto.

Por sueste en la Antártida siempre hace frío, y el hielo se compone rápido.

Cada nueva capa es más resistente...Adaptación, lo llaman.



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Una suave brisa de una noche casi veraniega.
La corriente nos acariciaba, y en contacto con la piel provocaba un dulce e inesperado escalofrío.

Mi estremecimiento chocó con el fuego de tu cuerpo;
Y en mi interior ya no había frío, solo podía arder;
Mis sentidos quedaron inútiles, únicamente podían desvelarse en torno a tu aroma....

Y se encendieron los fuegos artificiales.

O al menos eso parecía.


En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo.

Paulo Coelho.

**Cuadro: Lujo, Calma y Voluptuosidad. Matisse (1904)


lunes, 16 de junio de 2014

Contra la Filofobía.


Es un hecho, un fatal acontecimiento inesperado, repentino, atemporal, pero con una intensidad que hace vibrar el alma.
Me gustas, así, con tus miedos, con tu incertidumbre, con la fachada de seguridad con las que cubres tu imperfección.
Me gustas, así, tierno y voraz, con toques de romanticismo y fogosidad. Correcto en público, sucio y ardiente en la deseada intimidad.
Me gustas, así de simple, así de complejo…Con tu silenciosa y visceral lucha interior: abismo contra paraíso.
Tomémonos de las manos, y te haré saltar de tu precipicio, de mi precipicio; perdámonos, salvémonos; para huir de las pesadas sombras venenosas pasadas y aterrizar en un claro, soleado, con tierras fértiles en las que cultivar nuevos y poderosos sueños, expectativas. Una tierra de dos, y quién sabe, quizás con el tiempo más; en las que las sonrisas serán semillas de seguridad; en las que cada beso será el compromiso de algo eterno; en las que las risas silenciarán las voces en contra; en las que cada mirada supondrá un contrato vinculante de aceptación, de respeto, de felicidad real; en las que las diferencias individuales se conviertan en oportunidad de complementación y aprendizaje; en las que hacer el amor suponga elaborar y perfeccionar, diariamente, un concepto propio del mismo, alejado de falsos y llanos “te quieros”.
Una propuesta de perseguir la felicidad, la estabilidad, la perfección, la fuerza mediante la unión…
Es así, los polos opuestos se atraen, cuando se unen se produce el caos, y de todo caos nacen las oportunidades.
Sí algo falla se suele reconstruir, yo propongo ir más: que nos deconstruyamos; eliminar los pedazos de corazón y alma rotos e invertir en piezas nuevas, con una amortización a corto plazo, basada en caricias, ternura, tiempo y apoyo.

Así de complejo, así de perfecto, de incomprensible para el resto.

“Si quieres bailamos,
O nos besamos
Nos escondemos
Te miro
O nos miramos
Nos abrazamos
O nada.
Si quieres me voy
Y no regreso
Nos olvidamos
Nos dejamos
Y ya.”
Autor desconocido.

 .

domingo, 15 de junio de 2014

Infierno Desatado.

En la sonrisa más blanca y resplandeciente, puede esconderse el más oscuro de los leviatanes, las turbaciones paralizantes; los sofocos enfermizos de un corazón que se niega a más y mayores sobresaltos; las pretéritas y desalentadores experiencias que provocaron que una candorosa alma se ennegreciese, y secuestrase el brillo de los ojos; la negativa a posibles desbloqueos emocionales; los rubíes salados que durante consecutivos crepúsculos se convirtieron en el único abrigo de un rostro inerte, inmóvil…

Una sonrisa puede guarida, madriguera; puede ofrecerte ser el gato que procura cazar al ratón; puede desencadenar que una psique atrevida ponga en marcha su intrepidez y sea testigo del infierno, de ese Dante interior.

Quizás la sonrisa solo busca que transformen sus tinieblas en un Paraíso de Adán y Eva, en un poderoso Nirvana. Quizás pide que terminen de desatar su caos para alcanzar la paz… Quizás.


“Cuando el infierno son los otros, el paraíso no es uno mismo.”
Mario Benedetti.

**Cuadro: Infierno: Fresco en la Catedral de Orvieto (1499-1504) . Autor: Luca Signorelli.

miércoles, 21 de mayo de 2014

A ciegas.


¾ No encuentro el interruptor de la luz; ¿No estaba aquí, a mi derecha?
¾  Puede que anteriormente estuviese a tu derecha, sin embargo ya no lo encontrarás en ninguna de las direcciones; solo la pieza de plástico que recubre su vacío.
¾   Entonces ¿Se ha estropeado? ¿Cuándo lo arreglan?
¾   No se ha estropeado, y no tengo la intención de arreglarlo.
¾ No entiendo lo que insinúas, Sue, tus palabas son muy abstractas.
¾  No quiero ningún interruptor, por el simple hecho de que no quiero luz, al menos no de la artificial; quiero luz natural, esa que emana de los ojos de los enamorados, de las madres primerizas. La luz que anuncia el comienzo de un nuevo día, de una nueva oportunidad para poner en marcha las acciones que ayer no fuiste capaz de realizar.
¾  ¿Qué harás cuando caiga la noche?
¾  Cuando caiga la noche reflexionaré; el día tiene las suficientes horas de luz para mostrarse activo, para no pensar y dejarse llevar. Sin embargo la noche…la noche es simplemente maravillosa; acompañada de esa oscuridad, a la que iluminan tímidamente las estrellas; acompañada por el frío, que hace que te encojas, que tirites, que te abraces. Creo que la noche esconde maravillosos rincones en los que perderse y reflexionar
¾  Sigo sin comprender tus palabras ¿Qué intentas decirme?
¾  Intento decirte que si en tú interior albergas melancolía, tristeza, dolor, rencor… estás a oscuras, tu alma están en la más absoluta de las tinieblas. Y ahí no hay luz artificial que valga, pues los aportes de luz falsos, ya sean en forma de botella de whisky, de hombre atractivo o de un premio de lotería, no van a calmar tu ansiedad, tus ansias de llanto. La luz que verdaderamente te haga despertar por las mañanas con un salto hacia tus metas, solo puede salir de uno mismo, de su interior, de su oscuridad. A oscuras puedes hacer frente a tus miedos, a los recuerdos con forma de sombra que se ciñen sobre tu autodeterminación. Sombra con sombra, oscuridad con oscuridad, forman un espacio más idóneo para escapar de falso yo.
¾  A buen  entendedor las palabras sobran.

“Era ese llanto que sobreviene cuando uno se siente opacamente desgraciado. Cuando alguien se siente brillantemente desgraciado, entonces sí vale la pena llorar con acompañamiento de temblores, convulsiones, y, sobre todo, con público. Pero cuando, además de desgraciado, uno se siente opaco, cuando no queda sitio para la rebeldía, el sacrificio o la heroicidad, entonces hay que llorar sin ruido, porque nadie puede ayudar y porque uno tiene conciencia de que eso pasa y al final se retoma el equilibrio, la normalidad.”  Mario Benedetti; La Tregua.
**Cuadro de Vladimir Kush: Isla del Tesoro.

viernes, 9 de mayo de 2014

MediasTintas.




Y aquí está, ya llega, viene a por mí
Es un susurro infernal, que desde lo lejos me crispa,
Es repetitivo, claro, letal;
Como el entrado otoño anunciando la muerte de los rosales,
Como la ausencia de lluvia avisando de una cosecha fatal,
Es definitivo y resistente
Como la opinión de un padre antes de la mayoría de edad,
Es un final, una conclusión;
“Se acabó hoy, se acabó mañana, se acabó por siempre”
Lo oigo pero no lo quiero escuchar
Algo así me pasa con las instantáneas
De forma consciente las veo pero no me permito mirar,
Qué sutil y gran diferencia ¿No?
Ver o mirar, oír o escuchar, ignorar u olvidar.